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miércoles, 27 de diciembre de 2023

LA ISLA DEL TESORO

 LA ISLA DEL TESORO de Robert Louis Stevenson

 Capítulo 1: El viejo lobo de mar en el Almirante Benbow (Fragmento).

Como el caballero Trelawney, el doctor Livesey y los demás ilustres me han pedido que escriba con todo detalle la historia de la isla del Tesoro, del principio al fin, sin reservarme nada más que la situación de la isla, y eso únicamente porque todavía queda allí parte del tesoro, tomo la pluma en el año de gracia de 17... y me remonto a la época en que mi padre regentaba la posada del Almirante Benbow, cuando buscó cobijo bajo nuestro techo un viejo marino de rostro curtido y marcado con la cicatriz de un sablazo.

Recuerdo como si fuera ayer cuando llegó jadeante a la puerta de la posada, seguido por alguien que transportaba su baúl de marino en una carretilla. Era un hombre alto, fuerte, corpulento, moreno de piel, con una coleta embreada que le caía sobre los hombros, por encima un capote sucio de un tono vagamente azul. 

Tenía las manos callosas y llenas de cicatrices; las uñas, rotas y sucias; y en la mejilla, una cicatriz de una herida de sable, de un tono blanco sucio y lívido. Recuerdo que se quedó contemplando la cala, silbando para sí, y entonó la vieja tonada marinera que tantas veces repetiría después: 

Quince hombres en el cofre del muerto
¡Ja, ja, ja, y una botella de ron!
 
Canturreaba con una voz cascada y vacilante, que parecía haberse afinado en las barras del cabrestante. Después golpeó la puerta con un bastoncillo similar a un espeque que llevaba y, cuando salió mi padre, le pidió con malos modales un vaso de ron. Cuando se lo trajeron, lo bebió despacio, como un catador experto, saboreándolo, y sin dejar de mirar a su alrededor, hacia los acantilados, y fijándose en el letrero de la entrada de nuestra posada.



Referencia: 

Stevenson, R. (2002) La isla del tesoro. Casa editorial EL TIEMPO. Bogotá-Colombia. 

lunes, 3 de mayo de 2021

LIBRO: Los sacramentos de la vida (Educación Religiosa Escolar).

LOS SACRAMENTOS DE LA VIDA
de LEONARDO BOFF

 


ORGANIZACIÓN PARA LA LECTURA:

Todos los grupos leen: "Cuando las cosas comienzan a hablar" (p. 5), "La narrativa: el lenguaje del sacramento" (p. 8-9).

GRUPO N° 1: "El Sacramento del vaso" (p. 10-13). 

GRUPO N° 2: "El Sacramento de la colilla" (p. 10-16).

GRUPO N° 3: "El Sacramento de la vela de navidad" (p. 20-23).

GRUPO N° 4: "El Sacramento de la historia de la vida" (p. 24-28).

GRUPO N° 5: "El Sacramento de la casa" (p. 33-36).

domingo, 8 de noviembre de 2020

LIBRO: EL ARTE DE LA FELICIDAD.

 LA BÚSQUEDA FELIZ

Juan David Beltrán Pérez
Colegio Champagnat Bogotá.

“Hoy he tenido suerte; he despertado y estoy vivo. Tengo esta vida valiosa 
y no la desperdiciaré” – Tenzin Gyatso.

Ahora mismo estoy escuchando la Sonata N.1 para violín de Johann Sebastian Bach. Una obra increíble en todos los sentidos, con emociones, colores y sabores incomparables. Para mí, es un pedacito del Reino Celestial: un metafísico viaje entre dimensiones que resulta en un estado de fruición total. ¿Qué es? Se siente como satisfacción, placer, tranquilidad y agitación al mismo tiempo, porque puede llamarse: felicidad.  

Como en esta ocasión, he experimentado la felicidad al igual que (ojalá) todos los seres vivos. Sin embargo, jamás he reparado en ella: está ahí sin estudiarse. Nos concentramos en las ocupaciones y devociones de la vida mientras ignoramos muchos aspectos beneficiosos. Es decepcionante reconocer que un concepto tan primitivo y común, lo tomemos por sentado – así lo hacemos con otros–. No obstante, un estimado profesor de Religión precisó en cavilar acerca del sentimiento que me provocan las fugas de Bach y demás cosas, mediante el libro “El Arte de la Felicidad”. 

La obra solo es un compendio de conversaciones entre un psicólogo y un hombre llamado Dalai Lama, cuya existencia me resbalaba. Aún así, el libro me ha provocado varias epifanías y ahora le agradezco enormemente al líder budista. Sus ideales son tan prácticos, elementales y a la vez tan profundos, que resulta asombroso deleitarse con unas parvas frases parafraseadas. 

En principio, el anciano sabio afirma que el propósito de vida es buscar la felicidad mediante la disciplina mental que supone. Entonces, durante toda la obra expone cómo alcanzar este sentimiento divino, los factores que la propician, los que no, los conceptos que mantienen relación y mucho más. 

Es interesantísimo razonar su veracidad: todos queremos la felicidad. Independientemente de nuestra opinión siempre es lógico asumir un deseo de vivir bien. Nadie lo negará. Sin embargo, es menester definir la felicidad para adentrarnos en su escrutinio. Por ello, el Dalai Lama apunta a varios componentes de la emoción, como presentar un estado mental sereno, paz y satisfacción interior, compasión, deseo útil, (in)dependencia de los demás, intimidad, salud, motivación, meditación, iluminación, entre otros. 

Sin embargo, el que más me ha impactado es el sufrimiento, un estado que consideramos antinatural, rechazable y acuciosamente eludible. El Dalai Lama cree todo lo contrario, sosteniendo su importancia a la hora de verlo como un factor de felicidad. Él piensa que en el sufrimiento moralizamos a los otros, llenando nuestros pensamientos y acciones de compasión. ¿Acaso estamos destinados a sufrir? ¿Acaso no nos habían prometido una vida de amor? ¿Por qué debemos pagar el alto precio de la felicidad? 

El argumento del sabio parece descabellado. ¿Cómo que nos está obligando a sufrir? No se preocupe porque la explicación es sencilla. Al sufrir, la tristeza invade el alma y el corazón se quema mientras la autoestima desaparece. No obstante, de esa flébil derrota nace una cascada de humildad, que lleva al altruismo, que lleva a la compasión, que lleva al humanismo, que lleva a la sana convivencia, que lleva al bienestar, que lleva a la felicidad. De esta manera, se aplica lo dicho por el maestro. 

Este libro es una guía espiritual para la senda de cada uno. Por ello, saco elementos de allí pero que a su vez me invitan a reflexionar y concluir los propios. En estos días he pensado (sí, lo he hecho) y me doy cuenta de un fenómeno repetitivo: hay balance. 

Seguramente me estoy enloqueciendo, pero creo firmemente que estamos en equilibro emocional, de alguna manera. Tenemos en igual éxitos y fracasos, la risa conlleva lágrimas, la tranquilidad indica estrés, la decepción sugiere amor, etc. Así, una gran felicidad se paga con un gran sufrimiento: ambos se complementan para lograr una ponderación absoluta. No es extraño que varias religiones orientales, indígenas hasta películas adopten el tema. 

Por otro lado, el componente humano de Dalai Lama merece reflexión. A través de sus fuentes de felicidad busca siempre recordarnos que todos somos seres humanos se deben comprender como iguales. El guía espiritual habla sobre amar a su enemigo, aceptar el cambio, mejorar sus relaciones sociales, practicar la paciencia, escuchar las opiniones y mucho más. Estos temas comparten algo en común: buscan paz. Un valor tan perdido que significa más que la ausencia de violencia, ya que se necesita de una confianza mutua y una total desmilitarización tanto física como espiritual. 

En diferente instancia se encuentra la herramienta propuesta para superar los obstáculos. Personalmente, jamás medito y me doy cuenta que debería hacerlo – las únicas meditaciones que he familiarizado son las de Massenet y Tchaikovsky–. Según el sabio, a través de esa abstracción se logra mirar al mundo de una forma distinta, abriendo el alma y permitiendo que la felicidad verdaderamente invada nuestra cotidianidad. Enseña técnicas que parecen ser útiles. 

Para concluir, quisiera destacar que la búsqueda de la felicidad no es tarea fácil. Es lindo sentarme escribir como todos los domingos una columna que invite a la reflexión, pero aplicar las ideas de Dalai Lama es complicado. Sin embargo, en medio

del balance y con mucha práctica, sé que es posible. Disfrutaré naturalmente lo que me hace feliz, las sonatas de Bach me seguirán alegrando el rato y quizás, algún día pueda alcanzar este estado mental. Lo sé…este libro es para leerlo repetidamente. Hasta una próxima ocasión. 


Juan David Beltrán P.
Noviembre 8, 2020

 

Si deseas leer más escritos del autor, puedes visitar su columna “Opinión E Incertidumbre”

martes, 30 de junio de 2020

LIBRO: EL BANQUETE.

EL BANQUETE O DEL AMOR DE PLATÓN

Título original: Συμπόσιον (Sympósion).
País: Antigua Atenas.
Género: Diálogo.
Idioma: Griego Antiguo.
Resumen: “Rememora una cena en la que se han dado cita un grupo de "comensales" para mantener un discurso franco sobre el amor y Eros. Están acompañados de música, bebidas, bailes y recitales. Eros es siempre traducido como amor, que tiene además sus propias variantes y ambigüedades que modifican la comprensión de Eros como el dios de la Antigua Grecia”. 


Introducción:
El libro de carácter dialógico, se sitúa en un típico banquete ateniense en la casa del poeta Agatón. Después, de una buena comida y haber realizado la libación a uno de los dioses olímpicos, a Dioniso (dios de la fertilidad y del vino)  hijo de Zeus y Sémele, continúan con la reunión, el encuentro o el simposio de especialistas de una materia para discutir o encomiar sobre el amor. El orden de los discursos es el siguiente: 

FEDRO: Tiene una teoría muy simple, por eso que Platón lo ubica como primer el primer discurso. El tema del amor no está puesto como un concepto o definición como tal; para Fedro es un dios "y el más antiguo de todos los dioses" que lo representa el dios Eros. Este personaje muestra estar indignado de que hasta aquel entonces ningún sofista hubiera compuesto un himno, alabanza o incluso un Peán en honor al dios Eros.

PAUSANIAS: En su discurso dice que hay dos Afroditas o dos Eros. El Eros de la Afrodita Pandemo (Vulgar), es el amor del cuerpo y, por tanto, no dura. Son aquellos hombres que aman lo corporal y que buscan lograr sus fines sin interesarse en el proceso. El Eros de la Afrodita Urania (Celesste), es un amor del alma y, por tanto, es duradero. Busca una relación permanente para la educación física y la filosofía así como educar a su amado en la sabiduría y el valor.

ERIXÍMACO: Este médico dice lo siguiente: El amor es armonía, es medicina. Es la unión de los contrario, entre lo húmedo y lo seco, lo dulce y lo amargo, lo bueno y malo. El amor reside en todos los seres. "Es preciso complacer a los hombres moderados y a los que están en camino de serlo, y fomentar su amor, el amor legítimo y celeste, el de la musa Urania. Pero respecto al amor vulgar, no se le debe favorecer sino con gran reserva y de modo que el placer que procure no pueda conducir al desorden. Cuando el amor se consagra al bien y se ajusta a la templanza y a la justicia, nos procura una felicidad perfecta".

ARISTÓFANES: "En un principio la naturaleza humana era distinta, había tres tipos de hombres: los dos sexos existentes, y otro compuesto por estos dos y llamado andrógino. Todos los hombres eran dobles. El sol produce el sexo masculino, la tierra el femenino, y la luna el compuesto de estos dos. Como eran tan poderosos querían escalar al cielo a luchar contra los dioses, y por ello, Zeus los dividió en dos mitades. A partir de ahí, hacían esfuerzos por encontrar a su otra mitad, y cuando se encontraban no querían separarse la una de la otra. Los hombres que provienen de andróginos aman a las mujeres, y las mujeres a los hombres. Las mujeres que provienen de las mujeres primitivas, aman a las mujeres. Y los hombres que provienen de los hombres primitivos aman a los hombres. El amor es el deseo de encontrar esa mitad que nos falta".

AGATÓN: Eros es el más bello y mejor de los dioses. Es el más joven y siempre es joven. Es delicado. Fija su morada en los corazones y en las almas. Es sutil, justo y templado. Es un poeta tan entendido que convierte en poeta al que quiere.

SÓCRATES: Todo su discurso gira en torno a las palabras que lo cambiaron a él y su postura del amor. El encomio de Diotima de Mantinea. El amor es el amor de la belleza, luego el amor no puede ser bello. Y como lo bello es bueno, tampoco puede ser bueno. Como todos los dioses son bellos y buenos, Eros no puede ser un dios, pero tampoco es humano. Es un demonio. Los demonios son intérpretes y medianeros entre los dioses y los hombres, la adivinación procede de los demonios. Por una parte no es bello ni delicado, pero por otra parte está siempre a la pista de lo que es bello, varonil, atrevido, etc. Como la sabiduría es bella, ama la sabiduría, por tanto es filósofo. El amor consiste en querer poseer siempre lo bueno. El objeto del amor es la producción y generación de la belleza. Y también la inmortalidad es su objeto. El que quiere aspirar a este objeto desde joven, debe amar a los cuerpos bellos, pero debe amar a todos los cuerpos bellos, y además, debe considerar al belleza del alma como más importante que la belleza del cuerpo.

ALCIBIADES: En el banquete entra Alcibíades y habla sobre Sócrates, diciendo que es un sátiro burlón y descarado. Que se burla de todos haciéndose el ignorante. Que dice no saber nada pero que en él hay muchos tesoros. Enamorado de Sócrates, el entendió que era el amor. Desde el inicio le declaró el amor, pero el se retractó. Eso volvió loco a Alcibíades por Sócrates.

RESUMEN DEL LIBRO:



Conferencia de Darío Sztajnszrajber:

jueves, 23 de abril de 2020

TE CUENTO UN CUENTO.

DÍA DEL IDIOMA Y LA PREOCUPACIÓN — Steemit

DÍA MUNDIAL DEL LIBRO y LA PROPIEDAD INTELECTUAL (UNESCO).




Una mano que no estuvo cansada;
una imaginación que no estuvo callada…
Su diáfana locura por la escritura
dio vida al ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha.
Esa es la mesura de Miguel de Cervantes Saavedra,
un lúcido amante por la literatura.
 
Michael Alexander Anamá, fms.
Bogotá D.C. (Colombia), 23 de abril de 2020.

LA HISTORIA DE OVA Y TATO 


Un jueves, Ova es despertada por su mamá para ir a la escuela. Enciende su computadora y se pone hacer sus guías de lectura enviadas por correo de su escuela. A veces, se pone a pensar lo triste que ha sido no ver a sus amigos ni tampoco a su maestra por culpa de un monstruo virus que ha llegado a su ciudad.

Ova reflexiona: “Mi mami es mi nueva profe, mi computadora mi nueva institución y mi patio donde juego con mi mamá “just dance”, es el bello parque que tiene mi escuela”.
 
Cuando Ova termina su clase diaria, se comunica con su primo llamado Tato. Insistentemente su primo hace mil preguntas: -¡Hola! ¿cuánto tiempo sin vernos?, ¿Cómo te va?, ya quiero volver a la escuela, ¿Qué estás haciendo?, ¿Has visto a Nimbo por ahí? 
 
- Tranquilo Tato. Me encuentro muy bien. Todos estamos aprendiendo en casa con nuestra nueva escuela la computadora, para librarnos del monstruo virus o como tú lo llamas… Nimbo. -responde Ova.
 
- Pues yo no lo he visto, dice que es un animal muy grande y poderoso y que mata a mucha gente. -Comenta Tato.
 
Su prima Ova responde: -No es un animal grande Tato. Los científicos lo llaman Coronavirus y su apodo es Covid19, él es pequeño, pero crea problemas muy grandes. Tiene muchos primos y hermanos virus que atacan a todos los niños y adultos. A Coronavirus no le gusta que lo confundan con una gripa, porque siendo muy popular es muy contagioso y pegajoso. Este virus salió del continente asiático, pasó por Europa, África, Australia y ahora está aquí en América.

- ¡Que miedo!, yo no quiero que Nimbo venga a mi casa. – Dice Tato. - No te preocupes, las personas como nosotros somos inteligentes y ahora Coronavirus tiene mucho miedo y está perdiendo sus poderes. – Responde Ova.

Tato, pregunta nuevamente: -pero… ¿por qué está perdiendo sus poderes? Ova dice: -Porque los niños y adultos se lavan las manos 5 veces al día; porque hay familias en cuarentena; porque cuando mis papás salen a comprar, usan tapabocas. Hay muchas acciones para acabar con el monstruo virus. Si queremos salir, debemos cuidarnos y protegernos mucho.

- ¡Es hora de almorzar! La voz de la mamá de Ova la llama a comer. Tato sintiéndose más tranquilo se despide de su prima, esperando algún día, volver a juntarse y no por celular… porque el saludo y el abrazo te hace más feliz. 

“Colorín, colorado, este cuento se ha acabado, si te lavas las manos, mañana estarás sano”.


Michael Alexander Anamá, fms.
Catalina Ortíz Cabrera.
Universidad de La Salle I Bogotá.

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