Una opinión de “EL HOMBRE REBELDE” de ALBERT CAMUS
Catalina Moreno Gómez y Sara Camelo Mosquera
Colegio Champagnat Bogotá (2024)
En el ensayo "El hombre rebelde" de Albert Camus, se
presenta una reinterpretación sobre la figura del Jesús histórico. En lugar de
verlo simplemente como un líder espiritual, Camus lo presenta como un símbolo
de resistencia frente a la opresión y la injusticia. Según Camus, Jesús encarna
la figura de la resistencia, evidenciada en sus actos de desafío hacia las
autoridades religiosas y políticas de su tiempo, así como en su crítica a la
hipocresía de los fariseos. Este enfoque generaba inspiración a sus seguidores
para buscar la justicia y la equidad en la sociedad.
El autor introduce el concepto de la “Rebelión Metafísica”, que se
refiere a la respuesta del ser humano ante el absurdo y el sufrimiento
inherentes a la vida. Al aceptar su sufrimiento y enfrentar la muerte, Jesús
ejemplifica esta rebelión, afirmando la dignidad y el valor de cada persona,
sin resignarse a un destino impuesto.
En su crítica al cristianismo, Camus señala cómo la institución ha
distorsionado el mensaje original de Jesús, transformando un mensaje de amor y
compasión en una herramienta de control y poder. Esta transformación ha
conducido a una consolidación de la autoridad que ignora la libertad y la
dignidad humana que el Jesús defendía.
Además, Camus humaniza a Jesús, presentándolo no como una figura
divina distante, sino como alguien que comparte nuestras luchas y desafíos.
Esta representación establece una conexión más profunda que refuerza la idea de
que cada individuo tiene el poder y la responsabilidad de luchar contra la
injusticia.
La figura de Jesús se vuelve especialmente relevante en el
contexto contemporáneo, en un mundo marcado por la desigualdad y la opresión. El
Mesías emerge como un defensor de los marginados, recordándonos que la
verdadera fe implica cuestionar y desafiar las estructuras injustas, trabajando
activamente por un mundo más equitativo.
En nuestra opinión, la visión que Camus ofrece de Jesús es
profundamente interesante y resonante. A diferencia de la representación
convencional en la tradición cristiana, este Jesús no es solo una figura
religiosa, sino un símbolo de rebelión que nos incita a luchar por un mundo más
justo. Es inquietante observar cómo muchas personas que se consideran “religiosas”
a menudo distorsionan el verdadero mensaje de Jesús rebelde, utilizando su
figura para fines propios.
Es fundamental que tomemos conciencia de que Jesús es mucho más
que una simple figura religiosa. Su historia de rebelión debe inspirarnos a
continuar luchando desde nuestra propia posición de resistencia, buscando la
igualdad y construyendo una sociedad unida, libre de desigualdades.
Pregunta problema:
Camus critica cómo la tradición cristiana ha distorsionado el
mensaje original de Jesús. ¿Qué implicaciones tiene esta crítica para la
práctica religiosa contemporánea y la manera en que las enseñanzas de figuras
históricas pueden ser utilizadas o malinterpretadas en contextos sociales y
políticos actuales?
Lista de referencias:
Camus, A. (2008). El hombre rebelde. Buenos Aires: Losada.
Educación Religiosa Escolar grado noveno. Docente acompañante H. Michael Alexander Anamá.
Londoño, J. E. (2014). Jesús, hombre rebelde. Revista Perseitas, 2
(1), pp.113-132. https://core.ac.uk/download/pdf/268189459.pdf
Aportes de los OBJETIVOS DE DESARROLLO
SOSTENIBLE (ODS) según el profesor CARLOS MATAIX
1. ¿Qué es y qué no es la
sostenibilidad?
El profesor Carlos Mataix
afirma que la sostenibilidad se refiere a la necesidad de aceptar que vivimos
en un planeta maravilloso, pero que tiene límites. Es ampliar nuestra capacidad
creativa, es ampliar nuestra enorme capacidad de generar conocimiento nuevo, de
desarrollar tecnologías que hacen que la vida sea mejor. Es pensar en nuestra
condición de seres colaborativos capaces de crear entornos de afecto y de
relación que permiten que nuestra vida sea cada vez mejor.
Sin embargo, hablar de
sostenibilidad no es un concepto nuevo. No es una moda que se haya impuesto en
los últimos años. "sostenibilidad", es simplemente una palabra que
hemos ido cargando de significados y también de intereses. Es una palabra que a
veces se usa de una manera un poco arrojadiza, se le da una cierta carga de
culpa.
Lo que sí es cierto es que
en el siglo pasado empezó a resultar evidente y también un poco incómodo, que
el propio éxito de nuestra especie, el desarrollo enorme de nuestra capacidad
tecnológica y productiva podría llegar a poner en riesgo nuestra supervivencia
en el planeta por la enorme capacidad transformadora que tenemos de nuestros
ecosistemas y de nuestro entorno. Hacia los años 70 y 80 hubo toda una
corriente en el ámbito de la universidad y de la ciencia. Si no cambiamos de
trayectoria del modelo que tenemos tanto de la globalización, de producción y
de consumo, la humanidad podría entrar en una situación no deseable.
Los aportes de Donella
Meadows, como pionera en el análisis ambiental y social, especialmente en el
ámbito de la dinámica de sistemas. Su contribución se manifiesta a través de
obras como "Los límites del crecimiento" (1972), un texto que aborda
las consecuencias del crecimiento descontrolado en un planeta con recursos
finitos. Además, se menciona en su libro "Pensar en sistemas",
resalta la importancia del pensamiento sistémico en la vida actual,
presentándolo como una habilidad fundamental para líderes de pensamiento de la
sociedad. No solo identificó los problemas derivados del crecimiento
descontrolado, sino que también desarrolló un modelo de sistemas para
comprender la interdependencia de diversos elementos sociales, políticos,
económicos y medioambientales que afectan a la sostenibilidad del mundo.
Cuando se habla de
sostenibilidad, no se habla solamente del respeto a los ecosistemas y al
medioambiente se habla también de cuestiones que son sociales y culturales.
También tiene una dimensión importante como la económica y social. Y si tiene
una dimensión social, hay que estar abierto a plantearse cambios en la
sociedad.
2. ¿Qué se está haciendo
realmente con la agenda 2030?
La Agenda 2030, para mí
tiene ese valor de ser un elemento que nos une, un reto unificador. Una agenda
consensuada por 193 países.Pero, como
diría Alfonso Brezmes, “nos toca cohabitar en una intemperie”.
Sabemos que las Naciones
Unidas que es el marco en el que se aprobaron los objetivos y donde se les da
seguimiento, nos dice que no vamos 100% bien. Quizás somos la primera
generación que, gracias al conocimiento, a la ciencia, a la capacidad que
tenemos de escucharnos y de entender cómo funciona el mundo, pero hay que tomar
decisiones antes de que sea demasiado tarde. Para acelerar estos objetivos, hay
que apoyarse en lo que sí que está sucediendo y que considero que son buenas
noticias.
Lo primero es que vemos que
bajo el radar hay muchas cosas que se están haciendo. Hay muchas comunidades en
las ciudades, en los territorios, experimentando nuevas formas de cuidarse. La
gente joven está experimentando también posibilidades de disfrutar reciclando,
utilizando cosas que hasta ahora se desperdiciaban. Estamos en ciudades en las
que, prácticamente se está hablando de comunidades energéticas que son
comunidades de ciudadanos que deciden unirse para producir y consumir su propia
energía. Gracias al desarrollo de las energías renovables, eso es hoy posible y
es rentable.
En la escena del debate
económico, están apareciendo inquietudes que, hasta hace poco, casi eran de mal
gusto. Hablar de inversión pública en proteger a la gente con menores ingresos,
plantearse los efectos negativos que tiene para un sistema económico la
desigualdad extrema en la que nos movemos. Estamos cerca de encontrar algunas
palancas de transformación que pueden hacer que en los próximos años veamos
progresos realmente positivos y rápidos.
Lo que sucede muchas veces
es que hemos sido muy buenos colaborando para hacer mejor lo que nos interesaba
hacer, para transaccionar: "Yo colaboro contigo si tú me das algo que yo
no tengo y se compensa con lo que yo te puedo dar a ti". Así funcionan los
mecanismos de colaboración más frecuentes. La colaboración para cambiar las
cosas significa poner en juego intereses, poner en juego, incluso, estructuras
de poder. Somos muy buenos innovando desde el conocimiento y la tecnología,
pero nos está costando mucho más innovar en cómo hacemos las cosas.
3. ¿Qué importante es la
cooperación y más en estos últimos tiempos, lamentablemente, que vivimos en una
sociedad demasiado dividida?
He llegado a una conclusión
y es esta: "Los competentes no compiten, ante todo, cooperan". En
este momento, es importante actuar rápida y profundamente, cómo generar
verdaderos espacios de pensamiento donde juntos seamos más capaces de interpretar
lo que nos pasa, de darnos la mano y de que ese salto sea mucho más largo o
alto y sea mucho más seguro.
Durante el confinamiento,
reflexionábamos que era una oportunidad para dialogar, para reflexionar sobre
lo que nos estaba sucediendo y que saliéramos de la pandemia. También,
encontramos ONG que trabajaron con colectivos para los desfavorecidos. Estaban las
universidades, había personas especialistas en el ámbito de la formación
profesional y comenzaron a trabajar y a diseñar juntos una iniciativa que
tuviera la capacidad de hacer esto a gran escala, de anticiparnos a esa
demanda.
4. ¿Qué es lo más urgente?
¿Qué es lo que hay que hacer ahora?
Hay que crear sentido de
urgencia. Utilizamos la palabra “urgencia” porque realmente empezamos a ser
conscientes del peligro, del peligro de no hacer nada, de dejar que las cosas
sigan su curso. Cada vez nos preocupa más la seguridad y la protección. Estamos
también hablando de protegernos, de proteger nuestra salud, de proteger
nuestros ecosistemas que nos dan de comer y nos permiten respirar y de
protegernos del odio y del enfrentamiento entre nosotros, algo muy importante.
5. En cuanto a las ciudades,
¿Qué es lo primero que hay que modificar, para que sean más sostenibles?
Las ciudades ahora
representan el 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero globales,
que es muchísimo. También es cierto que en las ciudades vive más de la mitad de
la población mundial. Queremos tener ciudades más saludables y respirar un aire
mejor. La neutralidad climática implica un aire más puro. Hay que cambiar lo
que realmente está dañando el medioambiente y está generando emisiones que son
dañinas. Hay que generar oportunidades de empleo para mucha gente. Tenemos,
también, que operar en la producción de energía, utilizando energías
renovables.
No se puede dar la espalda a
los territorios rurales. Las ciudades nos alimentamos gracias a que existen
lugares en los que se produce lo que comemos, y respiramos un aire que está
condicionado también por cómo son las cosas en los territorios que circundan
las ciudades.
6. ¿Cuál es el papel de la
educación?
A la educación es a donde
siempre llegamos cuando hablamos de sostenibilidad. porque la educación
conforma mucho de nuestra manera de ver el mundo, nuestro imaginario, o nuestra
manera de abordar los problemas, de interpretar lo que nos rodea. Si activáramos
a 180 millones de jóvenes en la búsqueda de esas soluciones o respuestas a la
sostenibilidad, sería fantástico.
Vemos un gran papel de la
educación y de la universidad en particular, y es que las universidades son
como pequeñas ciudades dentro de ciudades o de territorios, ¿Por qué no
pensarlas como espacios de experimentación donde podamos mostrar lo nuevo? Es
un espacio que invita a toda la sociedad a aliarse, a colaborar, a imaginar
futuros posibles.
Otra idea es la manera en
que tenemos de organizarnos y de gobernar las instituciones. Creo que hay un
freno importante. Las universidades tienen que encontrar modelos de gobierno,
de toma de decisiones, de organización y también de reconocimiento del mérito
de los profesores, y de los estudiantes.
7. ¿Cómo podríamos los
jóvenes contribuir para poder vivir en una sociedad mucho más sostenible?
Relacionamos también lo que
es la educación, ¿Qué tan importante hoy en día son los jóvenes para estar
firmes ante este momento? Los jóvenes son muy diversos y en situaciones muy
diferentes. No olvidar la capacidad que tienen para poder imaginar sin miedo.
Tienen una inquietud muy generalizada sobre lo difícil que se está poniendo la
vida, el acceso a la vivienda o encontrar un trabajo más o menos estable y
suficientemente retribuido.
A veces escuchamos
demasiadas veces: "Bueno, seréis vosotros quienes nos saquéis de
esto". Yo creo que eso no es justo. Creo que estamos en una situación en
la que tenemos que trabajar juntos y generar un tipo de afecto
intergeneracional y unos espacios de acción intergeneracional.
Dos recomendaciones. La
primera de ellas es que no tengan miedo a fracasar. Yo les pido que sean, en
cierto modo, coleccionistas de buenos fracasos. Mi segundo consejo porque yo lo
práctico, pero, a su vez, lo he aprendido de gente a la que admiro, es escribir.
Hay otra cuestión que, en este mundo tan rápido e intenso que vivimos, que es
apasionante, es cierto que cada vez la vida cabe menos en la memoria. Nos
suceden tantas cosas tan rápidas y variadas que nuestra memoria es incapaz de
procesar. Por eso hay que volver a la escritura.
La gente joven está
condicionada por un cierto individualismo o individualización de la acción,
quizás porque llevamos demasiadas décadas en un entorno en el que le hemos dado
demasiada importancia a competir más que a colaborar. Tenemos que reflexionar sobre
lo que significa nuestra propia libertad y el desarrollo de nuestra propia
capacidad para construir un proyecto de vida bueno. Hablar de la libertad hoy
es también hablar de sus límites.
El concepto de lotería
genética, quiere decir que todas las personas tienen formas diferentes de
talentos. Es equivocada esa visión de que el talento es escaso y reside en
algunos individuos que hay que encontrar. Me preocupa mucho que esa visión
estrecha del talento esté consiguiendo triturar talentos que no reconoce el
sistema educativo, o que no pueden florecer porque la desigualdad hace que
jóvenes que viven en determinadas condiciones no puedan desarrollarse
personalmente.
8. El papel del futuro,
¿Cuál sería el rol de los mayores para vivir en un planeta y en una sociedad
mucho más sostenible?
Como decía el poeta Cernuda:
"Hay un momento en la vida en el que la edad te alcanza y te hace más
consciente de que antes o después va a llegar el final". Pero eso no tiene
que significar, ni mucho menos, renunciar. No tiene que ser una razón para la
resignación. Todos buscamos que nuestra vida tenga un sentido, todos buscamos
dejar pruebas positivas, indicios de nuestro paso por la vida.
Tengo la suerte de estar
rodeado de personas de una edad avanzada que no se han desvitalizado en
absoluto. La edad no les ha desvitalizado, siguen teniendo la curiosidad,
siguen teniendo la espontaneidad, incluso tienen más la alegría que podían
tener cuando eran jóvenes.
Decía Oscar Wilde que “el
único problema de ser viejo es que sigues siendo joven”. Esta gente sigue
siendo tremendamente joven y, además, tiene algo que para mí hace deseable
llegar a viejo, y es que son muy libres. Parece una contradicción, pero hay razones
que a mí me ayudan mucho para desear llegar a viejo, y una es esa, la libertad
con la que puedes actuar, la perspectiva que puedes tener sobre los temas que
te da la experiencia y una cierta forma de serenidad. Por supuesto, esto es así
si no sufres los golpes que da la vida, la enfermedad siempre está ahí, pero si
tienes un poco de suerte y la enfermedad no te condiciona, yo creo que la vida
te permite ir cada vez a mejor. Hay que tener esa ambición: que la vida sea
cada vez mejor. creo que hay que plantearse esta edad como una edad de
contribución, no como una edad de retirada.
DURACIÓN: 103
min. GÉNERO: Drama (Contexto II Guerra Mundial y Holocausto).
PAÍS: Países
Bajos (Holanda).
SINOPSIS:Basada en la amistad real entre Ana Frank y Hannah
Goslar, desde la ocupación nazi en Ámsterdam hasta su desgarrador reencuentro
en un campo de concentración’, redacta la sinopsis oficial de la cinta, en una
de las historias que nos devuelven la fe y la esperanza en las relaciones
humanas a pesar de las circunstancias y el desgarrador contexto social. Tomado
del libro Memories of Anne Frank: Reflections of a Childhood Friend,
escrito por la autora estadounidense Alison Leslie Gold. Es la primera película de cine holandés sobre la vida de Ana Frank.
El holocausto es uno de los episodios más oscuros de la historia
de la humanidad, un acto brutal de odio y discriminación que resultó en la
muerte de millones de personas inocentes simplemente por pertenecer a una
determinada etnia o religión. La película nos muestra como la guerra, en todas
sus formas, es una manifestación del lado más oscuro de la humanidad, donde la
violencia y el sufrimiento son el pan de cada día. El mal de la guerra nos
muestra la capacidad destructiva que tienen nuestras acciones cuando no somos
capaces de resolver nuestros conflictos de forma pacífica y respetuosa.
Además, el respeto por la diversidad religiosa es fundamental para
evitar que se repitan tragedias como el holocausto. Debemos aprender a convivir
en armonía con aquellos que piensan y creen de forma diferente a nosotros,
respetando sus creencias y practicando la tolerancia y la comprensión mutua.
Solo de esta forma podremos construir un mundo más justo y humano, donde la
diversidad sea valorada y celebrada en lugar de ser motivo de división y
conflicto.
¿Qué le aporta la película a nivel profesional?:
Como educadores debemos crear conciencia histórica con los
estudiantes para analizar de manera critica, las consecuencias históricas de los
conflictos religiosos y las guerras, subrayando la importancia de aprender de
la historia para evitar la repetición de estos errores.
Por otro lado, como docente en el campo de la ética y la educación
religiosa escolar, tomar conciencia y ver que el mal de la guerra nos recuerda
la necesidad urgente de trabajar juntos y construir un mundo más inclusivo y
respetuoso, donde la diversidad religiosa sea vista como una riqueza y no como
un motivo de discordia. Con los estudiantes es necesario integrar la enseñanza
de valores como la tolerancia, la empatía y la comprensión desde edades
tempranas.
CARTAS DE EINSTEIN Y FREUD: ¿Por qué la
guerra?
Einstein, reconocido científico y pacifista, abogó por la
prevención de la guerra y la promoción de la paz. Destacó la importancia de la
educación para la paz. Creía que una comprensión más profunda entre las
personas y las culturas podría reducir las tensiones y hostilidades que
conducen a la guerra.
Freud, fundador del psicoanálisis, también abordó la naturaleza de
la guerra y las posibles soluciones desde una perspectiva psicológica y social.
Freud señaló que la identificación excesiva con un grupo, nación o ideología
puede conducir a la hostilidad hacia otros grupos. Abogó por una identificación
más amplia y comprensiva que trascienda las divisiones.
Mi contexto es muy diferente a
lo que vive en Colombia en cuanto a la Educación Religiosa Escolar. En México
no se caracteriza por tener dicha asignatura dentro de sus programas
educativos, y eso nos ha llevado a crear una forma diferente para la educación
religiosa. Sin embargo, comparto mi opinión.
Debemos partir del concepto de
Fe. La puedo entender como una serie de ideas personales que dan al individuo
creencias y esperanza en la existencia de “Algo o Alguien” superior que le llevan
a cumplir una serie de normas de comportamiento social e individual. Partiendo
de este concepto, sin importar qué es ese “Algo o Alguien” el ser humano debe
educarse, de tal forma que sepa comportarse, actuar y responder dentro de una
sociedad. El ser humano es un ser social, por lo tanto, es un ser de creencias,
de esperanzas, de tradiciones, etc.
Quién en un partido de la
selección no tiene la esperanza de que su país meta un gol, o qué pronto la
cura de una enfermedad pueda ser encontrada… somos hombre de creencias por
naturaleza. Y sin darnos cuenta nos vamos educando en tradiciones, costumbres,
signos, símbolos y principios que nos hacen entender nuestro contexto y que al
mismo tiempo nos permiten desarrollarnos dentro de una sociedad. Por eso sin
importar nuestra cultura o nuestra raza, la educación en la fe es algo que se
da de manera espontánea y es la que nos permite crear algunos rasgos de nuestra
identidad personal.
¿Es necesario las clases de
Educación religiosa escolar?
Desde mi contexto, puedo decir
que no son necesarias; si la pensamos como una clase.
¿Cómo es la educación
religiosa en México?
En mi camino dentro del
acompañamiento de la Educación Religiosa, hemos diseñado algunas herramientas,
programas y espacios que hacen que la Educación Religiosa, sea un eje
trasversal dentro de la maya curricular de las escuelas y no una asignatura. Es
decir, la educación de la Fe, no se puede limitarse a una catequesis escolar de
45 min. Como colegios Maristas tenemos el compromiso de Educar Evangelizando.
Todo espacio es un motivo para
encontrarse con Dios, para revelar la Fe, para soñar y creer. Poco a poco las
asignaturas que hablan de moral, filosofía, ciudadanía, ecología, economía,
historia…. nos han servido de pretexto para poder introducir temas relacionados
con la catequesis, la solidaridad, la fe, el servicio.
La catequesis tradicional es
un proyecto, en el cual los alumnos experimentan su fe (lo ven, lo juzgan y lo
celebran). Tratamos de tener espacios que junto con la Pastoral Marista ayudan
a celebrar la fe del niño o el adolescente, como por ejemplo los espacios de
meditación, oración y reflexión de la palabra, pero sobre todo que nos permita
tener un contacto con la realidad y una respuesta (Proyecto de Aprendizaje y
Servicio Marista). Nos falta mucho, pero en los colegios que se empieza a
aplicar parece que el niño, adolescente y el joven encuentran más sentido de su
propia educación en la fe.
“Hoy he tenido suerte; he
despertado y estoy vivo. Tengo esta vida valiosa
y no la desperdiciaré” – Tenzin
Gyatso.
Ahora mismo estoy escuchando
la Sonata N.1 para violín de Johann Sebastian Bach. Una obra increíble en todos
los sentidos, con emociones, colores y sabores incomparables. Para mí, es un
pedacito del Reino Celestial: un metafísico viaje entre dimensiones que resulta
en un estado de fruición total. ¿Qué es? Se siente como satisfacción, placer, tranquilidad
y agitación al mismo tiempo, porque puede llamarse: felicidad.
Como en esta ocasión, he
experimentado la felicidad al igual que (ojalá) todos los seres vivos. Sin embargo, jamás he
reparado en ella: está ahí sin estudiarse. Nos concentramos en las ocupaciones
y devociones de la vida mientras ignoramos muchos aspectos beneficiosos. Es decepcionante
reconocer que un concepto tan primitivo y común, lo tomemos por sentado – así
lo hacemos con otros–. No obstante, un estimado profesor de Religión precisó en
cavilar acerca del sentimiento que me provocan las fugas de Bach y demás cosas,
mediante el libro “El Arte de la Felicidad”.
La obra solo es un compendio
de conversaciones entre un psicólogo y un hombre llamado Dalai Lama,
cuya existencia me resbalaba. Aún así, el libro me ha provocado varias
epifanías y ahora le agradezco enormemente al líder budista. Sus ideales son
tan prácticos, elementales y a la vez tan profundos, que resulta asombroso deleitarse
con unas parvas frases parafraseadas.
En principio, el anciano sabio
afirma que el propósito de vida es buscar la felicidad mediante la disciplina
mental que supone. Entonces, durante toda la obra expone cómo alcanzar este
sentimiento divino, los factores que la propician, los que no, los conceptos que
mantienen relación y mucho más.
Es interesantísimo razonar su
veracidad: todos queremos la felicidad. Independientemente de nuestra opinión siempre
es lógico asumir un deseo de vivir bien. Nadie lo negará. Sin embargo, es menester
definir la felicidad para adentrarnos en su escrutinio. Por ello, el
Dalai Lama apunta a varios componentes de la emoción, como presentar un estado
mental sereno, paz y satisfacción interior, compasión, deseo útil, (in)dependencia
de los demás, intimidad, salud, motivación, meditación, iluminación, entre
otros.
Sin embargo, el que más me ha
impactado es el sufrimiento, un estado que consideramos antinatural,
rechazable y acuciosamente eludible. El Dalai Lama cree todo lo contrario,
sosteniendo su importancia a la hora de verlo como un factor de felicidad. Él piensa
que en el sufrimiento moralizamos a los otros, llenando nuestros pensamientos y
acciones de compasión. ¿Acaso estamos destinados a sufrir? ¿Acaso no nos
habían prometido una vida de amor? ¿Por qué debemos pagar el alto precio de la
felicidad?
El argumento del sabio parece
descabellado. ¿Cómo que nos está obligando a sufrir? No se preocupe porque la
explicación es sencilla. Al sufrir, la tristeza invade el alma y el corazón se
quema mientras la autoestima desaparece. No obstante, de esa flébil derrota nace
una cascada de humildad, que lleva al altruismo, que lleva a la compasión, que
lleva al humanismo, que lleva a la sana convivencia, que lleva al bienestar,
que lleva a la felicidad. De esta manera, se aplica lo dicho por el maestro.
Este libro es una guía
espiritual para la senda de cada uno. Por ello, saco elementos de allí pero que
a su vez me invitan a reflexionar y concluir los propios. En estos días he
pensado (sí, lo he hecho) y me doy cuenta de un fenómeno repetitivo: hay balance.
Seguramente me estoy
enloqueciendo, pero creo firmemente que estamos en equilibro emocional, de alguna manera.
Tenemos en igual éxitos y fracasos, la risa conlleva lágrimas, la tranquilidad
indica estrés, la decepción sugiere amor, etc. Así, una gran felicidad se
paga con un gran sufrimiento: ambos se complementan para lograr una ponderación
absoluta. No es extraño que varias religiones orientales, indígenas hasta películas adopten el tema.
Por otro lado, el componente
humano de Dalai Lama merece reflexión. A través de sus fuentes de felicidad busca
siempre recordarnos que todos somos seres humanos se deben comprender como
iguales. El guía espiritual habla sobre amar a su enemigo, aceptar el cambio,
mejorar sus relaciones sociales, practicar la paciencia, escuchar las opiniones
y mucho más. Estos temas comparten algo en común: buscan paz. Un valor
tan perdido que significa más que la ausencia de violencia, ya que se necesita
de una confianza mutua y una total desmilitarización tanto física como
espiritual.
En diferente instancia se
encuentra la herramienta propuesta para superar los obstáculos. Personalmente,
jamás medito y me doy cuenta que debería hacerlo – las únicas meditaciones que
he familiarizado son las de Massenet y Tchaikovsky–. Según el sabio, a través
de esa abstracción se logra mirar al mundo de una forma distinta, abriendo el
alma y permitiendo que la felicidad verdaderamente invada nuestra cotidianidad.
Enseña técnicas que parecen ser útiles.
Para concluir, quisiera
destacar que la búsqueda de la felicidad no es tarea fácil. Es lindo sentarme
escribir como todos los domingos una columna que invite a la reflexión, pero
aplicar las ideas de Dalai Lama es complicado. Sin embargo, en medio
del balance y con mucha
práctica, sé que es posible. Disfrutaré naturalmente lo que me hace feliz, las
sonatas de Bach me seguirán alegrando el rato y quizás, algún día pueda alcanzar
este estado mental. Lo sé…este libro es para leerlo repetidamente. Hasta una
próxima ocasión.
Juan
David Beltrán P.
Noviembre
8, 2020
Si deseas leer más escritos
del autor, puedes visitar su columna “Opinión E Incertidumbre”
Desde que empezó la pandemia
cada vez me interesa más esta especie, de la cual hago parte. Somos individuos
altamente curiosos y dignos de estudio, con costumbres lo suficientemente
extrañas para ser diferenciados e incluso para no sentirnos pertenecientes al
reino Animalia. Uno de aquellos aspectos es la espiritualidad interna y social,
característica consubstancial que no requiere de un análisis sostenido para
notar su enérgico impacto en la vida cotidiana e histórica, más aún, cuando en
tiempos desoladores nos aferramos a nuestra religión, implorando una solución a
la realidad. Hoy, tomaré el caso de una religión cuya figura es la más
controversial y polémica de toda la historia.
Yo me pregunto: ¿Cómo fue que
un judío palestino, dividió el tiempo histórico y el calendario? ¿Un hombre que
sin tomar acciones militares ni políticas, logró ser más importante que miles
de generales, dirigentes, o personas en general? Y lo más crucial ¿en qué nos
concierne?
Para responder a los
interrogantes es prudente revisar el contexto del Mesías, una sociedad antigua
en la que el Imperio Romano oprimía como todo buen totalitarismo, los extremos
sociales se veían exagerados, la agricultura se constituía como una actividad
importante y las injusticias afloraban por doquier –por alguna razón eso me
suena familiar- Sin embargo, difiere su paradigma en cuanto a la nula
existencia de pluralidad o multiculturalidad, ergo la diversidad religiosa no
era muy aceptada. Es ahí en donde llega Jesús, un salvador para muchos y para
otros un opio social.
Ahora bien, el mensaje de
Cristo se puede interpretar de múltiples maneras, llegando a ser
contraproducente. En principio, se nota en los Evangelios el claro cambio de mentalidad;
una buena noticia y un Reino de Dios cuya única finalidad es la de regocijarnos
en aquellos valores que tanto deseamos. Amor, compasión, paz, ternura, tranquilidad,
etc... Se oye hermosamente utópico, pero detengámonos a pensar: ¿cómo sería un
mundo en donde nada de lo mencionado existiera? ¿acaso la historia de la
civilización sería más frívola de lo que ya es?
Puede que todo hubiere sido
más horrible de lo que ya fue, y allí entonces, la religión es necesaria debido
a su nexo con una dimensión personal, en la que cada ser interioriza la fe como
método de regocijo, de confianza y de paz. Es esta, una finalidad común de
muchas (por no decir, todas) las religiones del mundo: ayudar a la persona a encontrarse
consigo misma y discernir su sentido de vida, su propósito
y camino espiritual. Sin embargo, el cristianismo se presta para otra interpretación:
por ejemplo, Nietzsche objeta que su contenido sólo se basa en la esperanza, en
la buena vida que llegará, en amar a tu prójimo y se queda en enredijos para
nunca aceptar la realidad, escapando de las dificultades de la existencia.
Es cierto, no todo es tan
lindo. Durante la Antigüedad tardía y las Edades Media y Moderna, la religión
católica se expandió exponencialmente, llegando a tener más feligreses que
cualquier otra. Las formas gubernamentales, tanto como dictaduras como
democracias, formaron un nexo estrecho con la Iglesia, siendo la religión muchas
veces impuesta a los ciudadanos. Los altos miembros cometieron acciones terribles:
el conocimiento eclesiástico fue limitado al no dejar traducir la Biblia, mucha
violencia, poder embriagante, negligencia, corrupción, inquisición, escándalos,
&c. ¿Es esta la Iglesia que Jesucristo quería? No. ¿Acaso se olvidaron de
su intención? Sí...o probablemente no ¡y fue entonces descaro! Para fortuna de
la humanidad, hoy en día son mayoría las naciones que aceptan la libertad de
culto y muestran una “laicidad sana”, como diría el Papa Benedicto XVI.
Todo esto me lleva a
reflexionar y a recapacitar sobre mi concepción cristiana. Si bien es cierto
que tal vez nunca alcanzaremos a comprender el reino de Dios, creamos o no, sea
verdad o mentira, ¿Qué podría ser mejor que manteniendo la confianza en un
Salvador, en uno mismo, o en cualquier cosa, logremos nuestras metas y vivamos
felices? Aunque suene irreal, sin fundamento científico y con tergiversaciones horribles
a lo largo de la historia, sería preciso valorar la interpretación colectiva e individual
del cristianismo, respetando nuestra fe y sacando lo mejor de las corrientes
religiosas. ¿De qué sirve repudiar a otro por sus ideales extraños? ¿De qué sirve
culpar a una divinidad por nuestros errores? Es absurdo. Mi recomendación, sacarle
lo bueno a las doctrinas cristianas, paganas y ateas, tolerando al otro,
dejando de juzgar mientras nos aferramos a un mensaje esperanzador o
desesperanzador, porque así y solo así, cambiaremos nuestra cruda realidad. Me
despido, deseándoles lo mejor.
ESQUIRLAS: Recuerden que “coronavirus”
no es sinónimo de “cuarentena” y viceversa, así que no se relajen todavía,
puesto que la crisis sigue.
Nuestras sociedades occidentales con orgullo
ostentan el título de “democráticas”. Ellas han construido, desde un complejo
enramado de interés particulares y manipulaciones, una democracia “ordenada”, “sistematizada”
y “productiva”. Al respecto algo más se podría decir de Latinoamérica enmarcada
en contexto con evidentes contradicciones, que son en su conjunto la causa de
las condiciones sociales, económicas y políticas que en la actualidad vivimos:
hablamos de las contradicciones que ofrecen los aspectos conservador, religioso
y progresista. Ellos, en vez de dar alas a la democracia le han cortado su
carácter de participación, esto es evidente ante las maquinarias políticas que
mueven masas, ante la manipulación de encuestas que quieren manipular los votos
o las campañas políticas enmarcadas en corrupción y compra de votos. Hechos que
ya se han ido demostrando y saliendo a la luz pública.
Las profundas desigualdades que se han ido
acrisolando con el pasar de los años, han llevado a algunos sectores de la
sociedad a tocar fondo… lugar del que solo queda, salir… gritar… protestar. Por
tanto, las protestas vividas durante los meses anteriores en varios lugares
de América Latina no son más que el clamor de un pueblo que se ha cansado de
estar olvidado y rezagado. En medio de esta coyuntura, es Chile donde la
protesta va a tomar un tinte diferente.
En varias de las protestas se empieza a recordar la
célebre canción, “El baile de los que sobran” del reconocido grupo de
rock chileno, Los Prisioneros. Cuya letra de la canción ilustra el descuido y
el desinterés con el que varias generaciones de jóvenes chilenos de escasos
recursos han sido educadas dejándole sin posibilidades de construir un mejor
futuro para sus vidas. La letra maneja varias simbologías, representadas en
algunas expresiones como: “nadie nos quiso ayudar de verdad” o “a otros dieron
de verdad esa cosa llamada educación” son unos ejemplos donde se describen la
situación que se vivía en Chile en ese momento... y aun hoy.
Y si bien es en chile donde se empieza a mover
estos sentimientos de protesta en contra de un sistema establecido, si volvemos
la mirada hacia nuestros países latinoamericanos, nos podemos encontrar que se
vive una realidad semejante. Motivo por el cual deberíamos preguntarnos, ¿Qué
es lo que genera estas desigualdades? ¿Por qué las hemos admitido por tanto
tiempo? Para intentar dilucidar las posibles causas, podríamos basarnos en
el pensamiento de Zygmunt Bauman. Una de las razones que se deduce de las ideas
de Bauman es la "comercialización" de la dignidad humana. Es decir,
cuando las personas empiezan a ser vistas como meros objetos, que ayudan a la
individualidad y el egocentrismo, a los intereses personales y económicos de
unos cuantos Bauman (2014) atacará con fuerza esta postura y dirá:
Probablemente la mayor parte de la
responsabilidad por este giro de los acontecimientos se debe al avance
espectacular de la cultura del consumismo, que imagina a la totalidad del mundo
habitado como un gran contenedor lleno hasta los topes de potenciales objeto de
consumo, y que, a partir de ahí, justifica y promueve la percepción, la
valoración y la evaluación de todas y cada una de las entidades existentes
según los criterios establecidos en las prácticas del mercado de consumo (p.
189).
Dicho de otra manera, tocamos el tema de tema del
mercado, la riqueza y la pobreza que ha llegado a tal punto, que hasta la
persona humana es comercializada y tratada como objeto. Esta realidad junto con
otras problemáticas son en su conjunto la causa de las condiciones sociales,
económicas y políticas que en la actualidad se corroboran, que son generadas en
la sociedad y están permeadas por la desigualdad y la pobreza.
Otra posible causa que expone Bauman es la falacia
que se nos ha sido impuesta que corresponde a la idea de comprender al otro
cómo más capaz, cómo un elegido por la naturaleza para sobresalir y ser mejor,
mientras que a nosotros nos tocó ser de los no aptos. En el juego de la
selección natural, salimos perdedores. En el mencionado juego de oportunidades,
está claro que el contexto tiene mucha influencia en el potencial que cada
persona pueda alcanzar, en palabras de Bauman (2014) “El futuro de un niño
estaba claramente determinado por sus circunstancias sociales, por su lugar
geográfico de nacimiento y por la situación social de sus padres, y no por su
propio cerebro, su talento, sus esfuerzos ni su dedicación” (p.31).
Razón por la cual, los altos puestos de nuestras
sociedades han estado ocupados por unas cuantas personas entre los cuales están
incluidos los familiares o amigos íntimos de las élites. Lo que nos afirma que
no somos sociedades de las mayorías, sino de las minorías, las mismas que son
las que tienen el control del poder. Mencionado poder les lleva a controlar la
riqueza valiéndose de la injusticia que no nos beneficia a todos. Todo esto
conduce a que los ricos sean más ricos y los pobres sean más empobrecidos… en
palabras de la canción “los que sobran”.
Una posible tercera causa, se deriva de la
exagerada competitividad que nos ha sido transmitida, competitividad que desea
transformar la desigualdad en una ventaja o desventaja de acuerdo con el rol
que se ocupe. A este respecto Bauman (2014) añade:
El juego de superar a los demás implica
e insinúa que la manera de solucionar el daño hecho hasta ahora por la
desigualdad es mas desigualdad. Su atractivo reside en la promesa de convertir
la desigualdad de los jugadores en una ventaja (p.144).
En vista de lo anterior al sistema sociopolítico
actual le interesa hacer de la educación un instrumento a su favor,
favoreciendo procesos educativos que no brinde la oportunidad de explotar el
potencial humano.
Con estas tres razones comentadas, que justifican
el porqué de las protestas vividas, nos enfrentamos a la necesidad de construir
nuevos derroteros que contribuyan a una sociedad mas equitativa. Derroteros que
pueden tener como característica una mayor dignificación de la existencia no
solo humana sino de toda la vida que nos rodea, logrando establecer una vida en
común e igualitaria que nos lleve a la felicidad.
Para ir concluyendo, se puede decir por un lado que
las marchas en nuestros países son necesarias para que nuestra voz se escuche,
voz que grita la desigualdad, la falta de oportunidades, la educación precaria
y el deseo de transformación. Por tanto, las marchas se convierten en el
sistema de denuncia social de quienes hemos estado oprimidos, de allí su gran
valor y validez.
Y, por otro lado, hasta que la educación no ocupe
un lugar privilegiado en la sociedad y no lleve a desarrollarnos individual y
colectivamente, no lograremos la transformación social, económica y
política de la realidad en la que cada uno se sitúa.
Con estas dos conclusiones, no se puede dejar de
mencionar que la protesta que se ha vivido y se vive en nuestro contexto
latinoamericano, es la búsqueda y el clamor de quienes han estado sobrando,
somos los que sentimos que la necesidad de un mundo más justo y equitativo son
apremiantes, y haciendo valer nuestros derechos, seguimos “pateando piedras” ya
no de resignación y cabeza gacha, sino piedras pateadas con valentía, decisión
y esperanza. ¡Pues el futuro ahora sí debe ser como el prometido en aquellos 12
juegos que narra la canción!
Referencias: Bauman, Z. (2014). ¿la riqueza de unos pocos nos
beneficia a todos? Bogotá D.C-Colombia: Editorial planeta colombiana S.A.
BBC NWS Mundo. (26 octubre 2019) Protestas en Chile: "El
baile de los que sobran", la mítica canción de Los Prisioneros que se
convirtió en el himno de la marcha más grande del país. https://www.bbc.com/mundo/noticias-50191283