Mujer atenta en Caná
haznos personas con ojos
abiertos y manos disponibles.
La humanidad sufre por falta
de pan y de vino.
Necesitamos el vino de la
alegría y de la esperanza,
de una vida con sentido, con
sabor y belleza.
Cada vez más hombres y mujeres
se embriagan
con el vino de la falsa
felicidad.
Se alejan de Dios y de sus
semejantes.
Contaminan y destruyen la
naturaleza.
María, danos el vino de Jesús.
Que Él transforme nuestras
vidas
nuestra rutina en novedad
nuestra indiferencia en fe
apasionada.
Que Él multiplique nuestro
amor
porque nuestro corazón es
rígido e imperfecto.
Y que, creyendo en Él y
haciendo tu voluntad,
inauguremos en este mundo
la fiesta de la fraternidad y
de la alegría
que solo se consuma en el
cielo.
Hno. Afonso Murad, fms.
(Oraciones para ponerse en
camino, p. 107).
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