miércoles, 23 de diciembre de 2020

PROVINCIA MARISTA NORANDINA

HACIENDO HISTORIA MARISTA

ESCOLASTICADO 2020

La comunidad del escolasticado de la Provincia Marista Norandina, comparte sus experiencias de estudios, vida comunitaria y misión durante este año 2020.

Primer Semestre:


Segundo Semestre: 

lunes, 14 de diciembre de 2020

RENOVACIÓN DE VOTOS 2020

RENOVACIÓN DE VOTOS TEMPORALES 2020


Con mucha alegría la Provincia Marista Norandina, celebró el 13 de diciembre de 2020, la eucaristía de renovación de votos temporales en la casa Villa Marianella (Chinauta-Cundinamarca-Colombia). Damos gracias a Dios y a María por la vocación marista de los hermanos que nuevamente dicen Si a Jesús. Ellos son:
 
  1. Juan Bolaños Ordoñez.
  2. Juan Sebastián Herrera.
  3. Duberney Giraldo.
  4. Henry Araujo.
  5. Alexnnys José Flores.
  6. Andrés Felipe Robles.
  7. Duván Felipe Correa.
  8. Juan Pablo Burgos.
  9. Francisco José Ruiz.
  10. Michael Alexander Anamá.
  11. Junior Vinicio Jaramillo.
  12. Oscar Alexander Bolivar.

domingo, 29 de noviembre de 2020

CANCIÓN: VIVIR

VIVIR

(Colegio Mayor P. José Kentenich)

Vivir de verdad,
es aceptar quien eres en verdad.
Vivir de verdad,
es mostrarte tal como eres en verdad.
 
Vivir no es dudar,
es saber aprovechar tu libertad.
Vivir tampoco es escapar,
es más bien saber dejarse ganar.
 
Vivir es confiar,
en que siempre puedes volver a empezar.
Vivir es sentir,
cada emoción de tu corazón.
 
Vivir, quiero vivir.
Amar, llorar, reír, sufrir, cantar.
Y no dejar que se me imponga
lo que debo sentir.
Y así liberar al corazón
que quiere latir, que quiere sentir,
que quiere vivir.
 
Vivir no es callar,
más bien es enfrentar la verdad,
y con valor expresar,
lo que sientes en tu alma.
 
Vivir es amar,
y dejar que te amen sin tu aparentar,
y es sufrir con los demás
lo complejo de nuestra humanidad.
 
Vivir al final,
es dejar que Dios transforme tu existir.
Y creer en realidad,
que tienes una gran vida para compartir.

domingo, 8 de noviembre de 2020

LIBRO: EL ARTE DE LA FELICIDAD.

 LA BÚSQUEDA FELIZ

Juan David Beltrán Pérez
Colegio Champagnat Bogotá.

“Hoy he tenido suerte; he despertado y estoy vivo. Tengo esta vida valiosa 
y no la desperdiciaré” – Tenzin Gyatso.

Ahora mismo estoy escuchando la Sonata N.1 para violín de Johann Sebastian Bach. Una obra increíble en todos los sentidos, con emociones, colores y sabores incomparables. Para mí, es un pedacito del Reino Celestial: un metafísico viaje entre dimensiones que resulta en un estado de fruición total. ¿Qué es? Se siente como satisfacción, placer, tranquilidad y agitación al mismo tiempo, porque puede llamarse: felicidad.  

Como en esta ocasión, he experimentado la felicidad al igual que (ojalá) todos los seres vivos. Sin embargo, jamás he reparado en ella: está ahí sin estudiarse. Nos concentramos en las ocupaciones y devociones de la vida mientras ignoramos muchos aspectos beneficiosos. Es decepcionante reconocer que un concepto tan primitivo y común, lo tomemos por sentado – así lo hacemos con otros–. No obstante, un estimado profesor de Religión precisó en cavilar acerca del sentimiento que me provocan las fugas de Bach y demás cosas, mediante el libro “El Arte de la Felicidad”. 

La obra solo es un compendio de conversaciones entre un psicólogo y un hombre llamado Dalai Lama, cuya existencia me resbalaba. Aún así, el libro me ha provocado varias epifanías y ahora le agradezco enormemente al líder budista. Sus ideales son tan prácticos, elementales y a la vez tan profundos, que resulta asombroso deleitarse con unas parvas frases parafraseadas. 

En principio, el anciano sabio afirma que el propósito de vida es buscar la felicidad mediante la disciplina mental que supone. Entonces, durante toda la obra expone cómo alcanzar este sentimiento divino, los factores que la propician, los que no, los conceptos que mantienen relación y mucho más. 

Es interesantísimo razonar su veracidad: todos queremos la felicidad. Independientemente de nuestra opinión siempre es lógico asumir un deseo de vivir bien. Nadie lo negará. Sin embargo, es menester definir la felicidad para adentrarnos en su escrutinio. Por ello, el Dalai Lama apunta a varios componentes de la emoción, como presentar un estado mental sereno, paz y satisfacción interior, compasión, deseo útil, (in)dependencia de los demás, intimidad, salud, motivación, meditación, iluminación, entre otros. 

Sin embargo, el que más me ha impactado es el sufrimiento, un estado que consideramos antinatural, rechazable y acuciosamente eludible. El Dalai Lama cree todo lo contrario, sosteniendo su importancia a la hora de verlo como un factor de felicidad. Él piensa que en el sufrimiento moralizamos a los otros, llenando nuestros pensamientos y acciones de compasión. ¿Acaso estamos destinados a sufrir? ¿Acaso no nos habían prometido una vida de amor? ¿Por qué debemos pagar el alto precio de la felicidad? 

El argumento del sabio parece descabellado. ¿Cómo que nos está obligando a sufrir? No se preocupe porque la explicación es sencilla. Al sufrir, la tristeza invade el alma y el corazón se quema mientras la autoestima desaparece. No obstante, de esa flébil derrota nace una cascada de humildad, que lleva al altruismo, que lleva a la compasión, que lleva al humanismo, que lleva a la sana convivencia, que lleva al bienestar, que lleva a la felicidad. De esta manera, se aplica lo dicho por el maestro. 

Este libro es una guía espiritual para la senda de cada uno. Por ello, saco elementos de allí pero que a su vez me invitan a reflexionar y concluir los propios. En estos días he pensado (sí, lo he hecho) y me doy cuenta de un fenómeno repetitivo: hay balance. 

Seguramente me estoy enloqueciendo, pero creo firmemente que estamos en equilibro emocional, de alguna manera. Tenemos en igual éxitos y fracasos, la risa conlleva lágrimas, la tranquilidad indica estrés, la decepción sugiere amor, etc. Así, una gran felicidad se paga con un gran sufrimiento: ambos se complementan para lograr una ponderación absoluta. No es extraño que varias religiones orientales, indígenas hasta películas adopten el tema. 

Por otro lado, el componente humano de Dalai Lama merece reflexión. A través de sus fuentes de felicidad busca siempre recordarnos que todos somos seres humanos se deben comprender como iguales. El guía espiritual habla sobre amar a su enemigo, aceptar el cambio, mejorar sus relaciones sociales, practicar la paciencia, escuchar las opiniones y mucho más. Estos temas comparten algo en común: buscan paz. Un valor tan perdido que significa más que la ausencia de violencia, ya que se necesita de una confianza mutua y una total desmilitarización tanto física como espiritual. 

En diferente instancia se encuentra la herramienta propuesta para superar los obstáculos. Personalmente, jamás medito y me doy cuenta que debería hacerlo – las únicas meditaciones que he familiarizado son las de Massenet y Tchaikovsky–. Según el sabio, a través de esa abstracción se logra mirar al mundo de una forma distinta, abriendo el alma y permitiendo que la felicidad verdaderamente invada nuestra cotidianidad. Enseña técnicas que parecen ser útiles. 

Para concluir, quisiera destacar que la búsqueda de la felicidad no es tarea fácil. Es lindo sentarme escribir como todos los domingos una columna que invite a la reflexión, pero aplicar las ideas de Dalai Lama es complicado. Sin embargo, en medio

del balance y con mucha práctica, sé que es posible. Disfrutaré naturalmente lo que me hace feliz, las sonatas de Bach me seguirán alegrando el rato y quizás, algún día pueda alcanzar este estado mental. Lo sé…este libro es para leerlo repetidamente. Hasta una próxima ocasión. 


Juan David Beltrán P.
Noviembre 8, 2020

 

Si deseas leer más escritos del autor, puedes visitar su columna “Opinión E Incertidumbre”

martes, 29 de septiembre de 2020

EDUCACIÓN RELIGIOSA ESCOLAR

BUDISMO Y CRISTIANISMO EN DIÁLOGO.

COLEGIO CHAMPAGNAT BOGOTÁ.

Ven Densho Quintero.
Budista Zen

 

Durante este día hemos tenido la oportunidad de escuchar al maestro Ven Densho Quintero, quien ha compartido su experiencia de vida y religiosa a los estudiantes de grado noveno del colegio Champagnat Bogotá. A continuación, comparto la síntesis de la experiencia, algunas frases de su conferencia y respuestas a las preguntas que hicieron por parte de la comunidad educativa.
 
 
“Mi nombre es DENSHO (Den “Transmisión” - Sho “Luz”). El budismo ZEN viene del sanscrito Yana. Es una escuela del budismo y surge de la experiencia budista”.
 
¿Qué prácticas religiosas haces en tu comunidad? Un monje griego hablaba de “unidad” y de “vivir en comunidad”. Nos reunimos para hacer silencio. Nuestra vida es contemplativa para abandonarse a esa totalidad de la vida. Por eso, en el día y la noche meditamos 1hr. Recitamos textos tradicionales de la escuela japonesa y el resto de mi tiempo hago traducciones del japones Zen al español o doy conferencias.
 
Tres pasos importantes en el ZEN:
1. Entender la personalidad (máscara).
2. Estamos interconectados. No somos tan importantes como creemos… Toda persona es un UNIVERSO único.
3. Modificar nuestro entorno sin pretender que somos los mejores.
 
¿En qué consiste la ILUMINACIÓN?: Es el DESPERTAR. Para llegar a ese camino hay que conocer al YO (Conjunto de conductas, placeres y desagrados).
 
¿Qué puntos en común encuentra en el budismo y el cristianismo? Son dos caminos diferentes y por eso, hay que entender cómo se conecta el budismo con el cristianismo. Siddhartha Gautama NO es un Dios. Él deja todo y se cuestiona ¿Por qué hay sufrimiento? Y por eso dice “voy a liberar del sufrimiento”. Para Jesús de Nazaret, un hombre que se preocupa por su pueblo y dice “Yo vine a sanar a los enfermos”.
 
¿Cuál es el Papel de la mujer en el budismo Zen?: Desde la época del buda histórico hay maestras budistas. En algunos lugares por el contexto “machista” no hay monjas. Para el Zen no hay discriminación.
 
¿Qué piensa de la comunidad LGTBIQ+?: En la comunidad Zen, no es tema de discusión. En mi opinión, respetamos las decisiones personales.
 
¿Qué piensa del aborto?: Es un tema complicado y delicado. No doy una respuesta definitiva. Para el budismo Zen la vida es lo más sagrado. Debemos respetar la vida en todas sus manifestaciones. Si hay circunstancias específicas que implica la salud, se debe analizar. Si se toma una postura es descalificar a la persona y sus circunstancias que no la conocemos. Encontrar el balance.
 
¿Qué hay después de la muerte? Volver a la totalidad de la existencia, fundirnos con esa inmensidad de la vida. YO – EGO (no existe como una realidad fija… somos un flujo de energía. Existe un alma que va pasando en cuerpo en cuerpo. Se habla de renacimiento…esta misma energía participa activamente en otra vida.  
 
“El fundamento de la practica Zen, es la meditación. Practicamos el despertar para entender cómo funciona nuestra vida y así construir una sociedad más sana”.
 
“Si no abrimos nuestra posibilidad a otras maneras de ver la realidad, vamos a pensar que la nuestra es la verdadera y única”.
 
“las diferencias no están en las enseñanzas sino en nuestras interpretaciones”.
 
“Tenemos sociedades competitivas, si las personas son diferentes son enemigos o pensamos que los que son competitivos tenemos que superarlas. Cada camino es completo…. Tengo que entender que cada camino es distinto”.
 
“para practicar zen, no hay que volverse budista” “Dudar de la propia comprensión”. 

¿Cuál es su mensaje final?: Abrir puertas hacia adentro, nuestro propio corazón. Entender ¿quiénes somos?, ¿qué estamos haciendo con nuestra vida? y ¿qué es lo que producimos con los demás? Crear una sociedad más sana, inclusiva. Indagar en su propia tradición y corazón porque posee buenos elementos. Dalai Lama a un auditorio católico dijo: “Sean buenos cristianos”. Somos afortunados de tener un camino espiritual que nos conecta con la vida y con dios. Invito a reconocer la maravilla que hay en el mundo.


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